Corredor Biológico en el Caribe
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Haití. Parque Nacional Natural de Macaya

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Bitácora

Expedición Haití Natural

En el Corredor Biológico en el Caribe (CBC)

Abril 10, 2019

Amanece, la niebla tiende un manto húmedo sobre el cordón de montañas que forman un corredor altitudinal que va desde las altas cumbres el Parque Nacional Natural de Macaya hasta llegar a la línea de costas del sur de Haití.

Azulinas nubes bajas se elevan sobre la geografía montañosa de Despail. Los rayos solares se abren paso, anuncian un día radiante; y hacen relucir los plantones de café y las hortalizas que crecen al resguardo de los viveros de la fundación Nouvelle Grande Anse (FNGA), que ha dado acogida a nuestra expedición.

En sus instalaciones, ubicadas a 800 metros de altura en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Natural Macaya, Juda Saint Gilles, el coordinador técnico de la FNGA, un bien instruido y amable joven haitiano, nos cuenta que la fundación trabaja estrechamente reforzando las capacidades de las comunidades y organizaciones del Macaya.

El enfoque socio medio ambiental de la FNGA abarca una amplia variedad de proyectos y actividades que tienen como fin mejorar la calidad de vida de la gente del lugar e impulsar la conservación de la particular naturaleza del área. Trabajan en educación primaria, protección del medio ambiente, desarrollo integrado, agro forestería, economía verde, ganadería sostenible y mitigación de los desastres causados por los fenómenos extremos del clima, como ciclones, tormentas tropicales y huracanes, que suelen castigar a la isla.

Desde muy temprano, compartimos con los jóvenes del lugar que están aprendiendo los secretos de la agricultura orgánica en los viveros de la FNGA. El trabajo de estos futuros agricultores empieza con las primeras luces del día y se extiende hasta el mediodía. Para nosotros, luego de filmarlos en múltiples labores agrícolas, es hora de subir a documentar el área protegida.

Los dos vehículos todo terreno de ONU Medio Ambiente, conducidos diestramente, sortean las trochas pedregosas y angostas que nos llevan al Parque Nacional Natural de Macaya, una de las áreas de conservación de la biodiversidad más importantes para Haití y del Caribe; y una fuente hídrica para la región sur que nutre todas 8 cuencas que se originan en este paisaje de montaña.

Hacemos un alto en uno de los proyectos de adaptación al cambio climático de la FNGA, una edificación que presenta una gran rampa en el techo que sirve para captar el agua de lluvia y almacenarla en un gran reservorio ubicado en la parte baja de la rampa, donde cae el agua. El sitio es administrado eficientemente por las mujeres de Despail, que nos reciben y muestran cómo funcionan las instalaciones que son un banco de agua limpia para las comunidades aledañas. Seguimos viaje.

Ingresamos al área protegida que alberga más de 900 especies de plantas vasculares. Observamos especies de plantas nativas, epífitas, bromelias y orquídeas que se aferran a grandes árboles donde toman sol varias especies de lagartijas y se refugian del calor los caracoles. Al llegar a un cerro de piedra, horadado por los elementos hasta parecer una gran “queso gruyere”, nos sorprende la sinfonía por el croar de cientos de anfibios que se ocultan de nuestra vista en las humedades cavidades de la gran roca. No se dejan ver, pero el sonido delata su presencia. Como escuchamos, a pesar de los embates del huracán Matthew, muchas de las ranas del Macaya hallaron refugio seguro.

Luego de una caminata de dos horas por el área del Parque Nacional, viendo el agua retenida por las plantas, nos queda la certeza el monte del Macaya es una suerte de mega esponja natural que capta el agua de lluvia y de niebla, que luego se infiltra en los acuíferos al ser retenida la red vegetal. Nos despiden un grupo de niñas y niños con impecables uniformes escolares que están fascinados viendo volar al dron de la expedición por las tierras altas qe dominan Despail.

Luego de dos días de convivencia con los amigos de la FNGA, nos despedimos y volvemos a la costa del Caribe convencidos que la conservación de los ecosistemas y bosques de montaña que miran al mar es clave para evitar la sedimentación de los arrecifes de corales, los “bosques submarinos”, que mañana volveremos a explorar.

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